Ya llevaba tiempo queriendo sentarme a escribir a corazón abierto. La mayoría de blogs, han pasado de ser, una especie de journal donde ir plasmando confesiones y aportando experiencias personales de valor a los lectores para ser, un contenedor de ideas que una IA ha recopilado para posicionar bien en Google.
¡Qué lástima! Y ojo, que soy yo la primera que según para qué proyectos, o qué textos, he echado mano de estas nuevas tecnologías que tanto nos pueden ayudar.
No me gustaría que se malinterpretara esta introducción. Sólo soy una nostálgica digital que a veces echa de menos los tiempos de Blogger y Fotolog 👩🦳
Por eso hoy, me planto aquí manos al teclado para contarte cómo han sido los viajes de estos últimos tiempos y cuál ha sido el que más me ha marcado.
Como ya sabrás, adoro viajar, e incluso, tengo un proyecto dedicado a esto llamado Turismo de Bienestar.
Así que para esta vuelta a la escritura, sin mas rodeos, empezaré por el principio.
Indice de contenidos
El mayor viaje de 2022
Junio, salía ilusionada (¿por segunda o tercera vez?) a México, en esa ocasión, acompañada de mi familia: el padre de mi hija y la misma.
Sin imaginar lo que se avecinaba, partí con la maleta cargada de ilusiones, y un montón de tragozo para hacer allí, aparte del retiro que lo cambiaría todo.
No entraré en detalles porque no sólo me abarca a mi, pero te reconozco que jamás esperaba esa sacudida interna tan intensa y esa claridad con la que mandé a tomar por culo (literalmente) mi vida estable y tranquila 😵💫
A partir de ese viaje, que duró hasta agosto, nada volvería a ser como antes y me aventuré a lo desconocido con el miedo de una quinceañera que va al baile por primera vez y la ferocidad de la pantera negra que sabe que su instinto la llevaría a sobrevivir en la jungla más oscura y densa.
No tenía ni idea de qué iba a ser de mi, honestamente. Lo único que tenía era la certeza, de haber escuchado mi corazón y estar siendo honesta, primero, conmigo misma, luego, con los demás.
¿Miedo? Mucho. ¿Fe? Increíblemente poderosa.
Conocí en ese viaje alguien que de forma intempestiva, llegó a mi vida para quedarse. Una de esas almas que reconoces desde un primer instante, con la que conectas potente y fácilmente, que te hace de un espejazo que ni te lo crees…
Por eso, y por todas las decisiones difíciles que tomé en ese viaje, me siento profundamente agradecida 🙏
Descubrí cómo a veces nos acomodamos aún sintiendo que algo no está alineado con nuestra versión de nosotros mismos más actualizada, cómo nos engañamos creyendo que esa voz interior, no es más que un deseo del ego y en realidad, es él mismo el que maneja los hilos para hacernos creer lo contrario y cómo también olvidamos mantenernos con vida.
Sí, como lo lees. Porque el hecho de que tu organismo respire, coma, palpite o haga caquitas no quiere decir que te sientas vivo.
Sentirse vivo tiene que ver con algo más que cumplir con las funciones vitales. Sentirse vivo es despertar emocionado por contar con una nueva oportunidad de disfrutar de lo que haces, de lo que eres, de las personas que tienes cerca y de todo lo que ocurre en absoluta presencia y gratitud.
Y yo… llevaba algunos años sintiéndome algo muertecita. Tuve que viajar a México para darme permiso de reconocerlo.
Gracias a esto nació una nueva yo, llena de vida, dando a luz nuevos proyectos (como Chakrafullness), dándome cuenta de las increíbles amistades que me apoyan, de lo fuerte que soy y la capacidad de resiliencia tan grande que tengo.
Movida por el amor, mi religión, mi motor, mi todo… Se reafirma mi lema: “Amor por la existencia, la existencia por amor“.
Y de repente, en Jordania
Primer viaje, bien iniciado el año 2023.
Qué gran escalofrío sentí cuando Laura pronunció ese país en su mensaje de voz por WhatsApp en esa mañana que la escuché paseando por la naturaleza. De pies a cabeza, pum, confirmación.
Me latió tanto, que me puse manos a la obra para organizarlo. Y a este viaje se sumó ese fragmentito de espejo que entró abruptamente a mi vida para enseñarme mucho de mi 🫶
¡Dale! Pues allá que nos fuimos, con un grupo de seres increíbles, algunos conocidos, otros todo un descubrimiento, con una aventura de lo más peculiar y especial. (Tan espechial como nochotros, vendad guchanito?).
Dormir en cueva todos casi apiladitos como los Croods a orillas del fuego, escuchar las ventiscas del desierto, tener que recorrerlo en todas las coordenadas para encontrar una duna apta para practicar yoga aún cuando ni siquiera salió el sol, envolvernos de té, música y bailes que parecen sacados de una peli cómica de los 80’s.
👽 Todo muy marciano, qué quieres que te diga… ¡Hasta la arena era roja!
Y de ahí, cual nómadas moviéndonos en un mini-bus que apedrearon en el camino y gente dentro muy alocada, rumbo a Petra.
Lugar donde por cierto, me enchufé muchísimo y me bajaba un porrón de información histórica, que por cierto, no había pedido.
Más adelante en mi viaje, llegada a tierra santa, en Jerusalem, tuve un maravilloso encuentro, primero en el mundo real, luego en el onírico, que me enseñó a controlar un poco el caudal de esas canalizaciones tan heavys que estaba teniendo esos días. Y menos mal, porque se me removía todo, lo que no está escrito.
Y de los locos bereberes que en Petra nos instaban a ir a fiestas randoms, pusimos rumbo al lujo cinco estrellas con masajes de espuma, bufets para atascarse a delicias y peelings de barro en el Mar Muerto.
Madre mía, qué decirte de eso… ¡Menuda experiencia!
Te dejo un pequeño trailer con la mirada de Danny, una de las almitas que vivió este increíble viaje con nosotros.
Volví, de nuevo transformada, con un poso de libertad en el estómago y un sabor a paz en la boca impresionante.
Abriendo los brazos, respirando amplio y sintiendo que cada vez, puedo abrazar más todo lo que llega, incluso cuando inicialmente, parece que no podré abarcarlo.
Para el verano, regresando al origen del cambio
Volver fue potente, lo reconozco. La selva de nuevo me susurraba invitándome a adentrarme en ella, teñir mis días de verde y tener esa oportunidad de regresar al lugar donde se dio la catarsis, acompañada, del impulsor de la catarsis.
💁♀️Why not? Esa soy yo…
Mucho tragozo de nuevo, esta vez, con una holgura que se sentía fresca y dinámica. Cero tensión.
Aventuras muy distintas, merecimiento al máximo, volver al centro de mi y al centro de todas las cosas. La confianza, in crescendo.
Reencuentros con amigas que valen oro, desvirtualizar almitas con las que encajas cual pieza de puzle y oye, por qué no decirlo, surrealismo en escenas desprovistas de guion.
Despertarte cuando tocan tu puerta de madrugada en el retiro que organizas para sacar a un escorpión del tamaño de tu mano de la habitación de las chicas. Ahí fui yo, con cubo y carpeta en mano para sacarlo amigablemente 😅
Meter a “la Rebe” en un coche, con dos botellas de vino, pan, aceite y una tableta de cacao durante 4 horas de camino en la noche por un sendero lleno de cráteres que había que sortear, con suerte, a 1 km/h.
Estar en un antro a las 02:00 de la noche bailando y divirtiéndome con una (súper star que amo) artista y a un pelo de golpear a un tipo en la cara por pasarse de listo tocando donde no debe tocar.
Salir de rumba con tu amiga y al tratar de regresar al hotel, no encontrar la camioneta donde la dejasteis aparcada.
Y otras tantas historias que podría contar aquí, que no sé en qué momento me llevé hasta ellas, pero que recordándolas, se me pone una cara de niña en tienda de chuches que ni te imaginas… No lo haré eterno, si quieres que te las cuentes, vente a alguna experiencia y en petit comité te doy pelos y señales.
Otras idas y venidas de este año
Madrid, Málaga, Barcelona, Alicante… Muchos viajes, muchos movimientos. Todo momento a momento.
Como quien se deleita en pleno ejercicio de la uva pasa de un taller de mindfulness (si has venido conmigo a alguno, sabrás a qué me refiero) he estado dando pellizcos de presencia allá donde he ido.
Y pese a haber estado anonadada admirando paisajes increíbles, sintiendo cosas alucinantes a ritmo de tambor y cantos chamánicos en un temazcalli o a depósito lleno en lo que a adrenalina se refiere, ¿sabes cuál ha sido de mi mejor viaje?
Mi mejor viaje, ha sido hacia dentro.
Cada respiración que verdaderamente tomo en cuenta, cada zambullida en el gozo eterno de sentirme en Dios, cada vez que alumbro una de mis sombras y miro fijamente a alguien a los ojos observándome en su reflejo, perpleja y libre de juicios, ahí, cuando salto unos centímetros más adentro, es cuando realizo el viaje más importante.
¿Qué importa dónde se ubique éste vehículo orgánico? ¿Qué importa cuán instagrameable sea el fondo?
No hay nada ahí fuera que no se vea eclipsado por esta luz que va más allá de lo que considero de mi, de lo que me separa de un “ti” y se formula con una ecuación variable llamada “nosotros”.
Ahora, podría estar operando, productiva, en inercia para contentarte. Ya sabes, creyendo que creo cosas y jugando a ser Lorena Molinero, la del canal de las meditaciones.
Pero estar dejando correr los dedos cual caballos salvajes en esta llanura solitaria en la que el teclado se había convertido, me resulta mucho más interesante.
Apropiado para una noche de viento almeriense donde el silencio y la incertidumbre del “no saber nada” te arrulla para acomodarte plácidamente.
Y sin intención alguna de que escribas un comentario, compartas estas palabras o entiendas algo de lo que estoy compartiendo, me despido deseando que este eco que pronuncio, me llevé a volver a leerme algún dia y de nuevo, viajar a mi lugar favorito, más adentro y más profundo.
Gracias, gracias, gracias.
Tony Black dice
💚💚💚