¿Y si todo lo que percibes no fuera más que una ilusión?
Las tradiciones espirituales más antiguas , desde el concepto hindú de maya y lila hasta las enseñanzas de Un curso de milagros, nos invitan a cuestionar la realidad.
Lo que llamamos “mundo” no es más que una construcción mental: una amalgama de formas, colores y procesos cognitivos que interpretamos en un plano tridimensional.
Pero, según esta visión, lo único realmente verdadero es el amor.
La realidad que vemos está programada
Nuestra percepción no surge en blanco. Está influida por múltiples capas de programación:
-
Codificación genética: información inscrita en nuestro ADN.
-
Memorias intrauterinas: experiencias antes de nacer que dejan huella.
-
Condicionamiento social: cultura, educación, creencias familiares y experiencias de vida.
Todo esto configura un “mundo consensuado” que aceptamos como real… aunque sea solo una interpretación colectiva.
La pureza perceptiva de los niños
Los bebés llegan con capacidades perceptivas intactas, sin filtros ni condicionamientos. Muchos niños, antes de que se les enseñe “lo que es posible y lo que no”, perciben las energías, presencias o incluso ángeles.
El problema es que el cerebro humano es altamente condicionable: aprendemos a ver solo lo que nos dicen que existe.
Este adoctrinamiento limita nuestra apertura a lo metafísico y lo espiritual, y nos empuja a exigir pruebas y teorías en lugar de confiar en la experiencia directa.
Desprogramarte para crear tu propia realidad
Liberarte de estos filtros significa entrar en nuevas esferas mentales y nuevos paradigmas.
La realidad no es fija: cualquier imagen interna, cualquier escenario que imagines con claridad y coherencia, puede manifestarse en tu vida.
Como la realidad es una ilusión, este es el camino de desestabilizar la matrix para crear una ilusión más empoderadora, alineada con tu esencia divina ilimitada.
No se trata de escapar de la realidad, sino de transformarla desde dentro. Y para eso, la meditación es clave.
Durante mis clases de meditación online tratamos de sintonizar otra frecuencia distinta, de conseguir escapar a los engaños del ego y moldear nuestra mente para que proyecte una realidad más alineada a lo que merecemos: una vida en paz.
Epigenética y Física Cuántica. ¿Puede nuestra realidad modificarse desde lo más íntimo?
¿Qué es la epigenética?
La epigenética es el estudio de los cambios en la expresión de los genes que no alteran la secuencia del ADN. Estos cambios permiten que nuestro entorno, nuestras experiencias y decisiones influyan en cómo se activan o desactivan ciertos genes, transmitiéndose incluso entre generaciones.
El “campo cuántico” en la regulación genética
Un estudio reciente en epigenética postula la existencia de una capa cuántica adicional, donde fenómenos como la transferencia coherente de carga y la selectividad del giro (spin) en el ADN podrían influir en cómo se reconocen o modifican genéticamente ciertas regiones, como las citosinas en dinucleótidos CpG, zonas clave para la metilación y regulación génica.
Estos efectos cuánticos serían sensibles a estímulos externos y podrían interferir —o interactuar— con los tradicionales procesos epigenéticos, operando incluso en condiciones normales celulares.
En castellano: el ambiente o entorno afecta al material genético (en cualquier momento de nuestras vidas).
Epigenética como mecánica cuántica de la biología
Desde una perspectiva más filosófica, se ha comparado la epigenética con una “mecánica cuántica de la biología”: al igual que en el mundo subatómico, donde los estados posibles coexisten en un campo de probabilidades, la epigenética abre un abanico de posibilidades para la expresión génica más allá de lo estrictamente codificado en la secuencia del ADN.
Sin ir más lejos, esto explicaría por qué se “curan” algunas enfermedades que se toman como genéticas e irreversibles.
Todo es Uno: no hay separación
La idea de separación es otra ilusión. Todo, tú, yo, este lugar, este instante, forma parte de lo mismo.
Me gusta explicarlo a modo visual con este ejemplo. Imagina un árbol:
-
Raíces → el origen o Fuente.
-
Tronco → un universo.
-
Ramas → realidades, planetas, dimensiones.
-
Flores y hojas → cada vida individual.
Cuando una flor cae, vuelve a la tierra y, en su momento perfecto, florece otra vez. Así me gusta imaginar que funciona la reencarnación: distintas formas, una misma esencia.
Incluso aquello que creemos vacío, está lleno de vida y energía. Entre todas las cosas materiales que percibimos, no vemos nada, pero está el aire.
El propósito de encarnar
La Fuente (Dios, el universo, el uno… como lo quieras llamar) se diversifica para aprender, expandirse y experimentar. Como una CPU que crea inteligencias artificiales para recopilar datos, nuestras almas (aparentemente separadas de su origen) exploran su propia realidad, registran cada experiencia y expanden la consciencia universal.
El amor de la Fuente impulsa a muchas almas a encarnar en este planeta, aunque no sea el único ni el más importante. El objetivo final es recordar quiénes somos y reconectar con nuestro origen aún experimentando esta disección constante.
Este viaje es una aventura sagrada: ampliar la visión de la existencia y experimentar la unidad con el Todo.
Palabras clave para tu búsqueda interior
- Realidad como ilusión
- Maya y lila en la espiritualidad
- Desprogramación mental
- Conexión con la Fuente
- Unidad y no separación
- Propósito de la encarnación
✨ Recuerda: lo que llamamos “realidad” es maleable. Desprogramarte no es renunciar al mundo, sino crearlo de nuevo, esta vez desde la verdad y el amor que eres.
Puede que no sea fácil, puede que no sea rápido. Pero si estás determinado a hacerlo, ese momento llegará, así sea en tu última exhalación.
Gracias por pasar a leerme, un almabrazo enorme.
Deja una respuesta