Te aseguro que si me conoces años atrás no me reconocerías. No sólo se ha producido un cambio físico en mí considerable sino más bien, a nivel profundo, a nivel de hábitos, de creencias y de mentalidad en general.
En mi adolescencia me descuidé mucho y mi vida no era para nada saludable.
¿Qué me hizo exactamente cambiar mis malos hábitos?
No fue una cosa concreta, sino muchas cosas abstractas. Cambiaron mis patrones mentales, mis modelos a seguir, los libros que leía, la música que escuchaba, las cosas que veía y las personas de las que me rodeaba.
Fueron cambios progresivos, aunque rápidos si lo comparamos en una línea de tiempo.
A continuación te voy a confesar mis antiguos malos hábitos y detallar uno a uno cómo sucedió el cambio.
Mi lista de malos hábitos
No eran pocos, por eso voy a ir uno a uno mencionándolos y los voy a organizar por secciones según del tipo que son para ser lo más clara posible contigo.
Sinceramente, no me avergüenzo de mi “yo pasado” porque forma parte de mi y por suerte, puedo decir que me he autosuperado al conseguir cambiarlos y sustituir estos malos hábitos que tenía por otros más saludables. ¡Empecemos!
Malos hábitos alimenticios
Se podría decir que comía poco y mal. Muy poca cantidad y de muy pocas cosas. La variedad no era lo mío. La verdura ni con un palo la tocaba. Sin embargo, la comida basura, los fritos, los dulces y los refrescos estaban en mi dieta diaria.
Estos hábitos negativos en mi alimentación fueron cambiando una vez me fui de casa y empecé a comprar y cocinar mis propias comidas. Hasta llegar al día de hoy, que como de todo (saludable) y en cantidades razonables. Las “guarrerías” como yo las llamo, las como muy de cuando en cuando.
Malos hábitos físicos
Fumaba. Fumaba muchísimo y desde muy joven. No hacía ejercicio de forma rutinaria y no me cuidaba en absoluto. Me mordía las uñas. Llevaba el pelo con rastas porque era muy cómodo no tener que preocuparme de cuidarlo. Jamás me maquillaba, ni me hidrataba la piel, ni la exfoliaba, ni nada de nada. Pasaba horas sentada en la misma postura al ordenador o a la televisión.
¿Cómo cambió todo esto? Pues poco a poco. Lo de fumar eso si, fue de la noche a la mañana. Hubo algo dentro que decidió por mi, y fue rotundo. No voy a fumar más, y así fue. Se podría decir que fue una decisión reveladora. Las uñas dejé de morderlas cuando empecé a vivir más tranquilamente, con menos estrés.
Y en una tarde febril de gripe, me levanté, agarré las tijeras y me corté las rastas en un acto heroico. Vaya 7 años las llevé, se dice pronto… A partir de ahí empecé a sentirme más agusto conmigo misma y quise explorar los mundos de la belleza, la feminidad, y oye, eso de cuidarse no estaba nada mal. El sedentarismo lo dejé atrás gracias al deporte, las inquietudes y la vida activa y eso además, mejoró mi salud postural casi sin darme cuenta.
Malos hábitos económicos
Los buenos hábitos que incorporé a mi vida me hicieron también darme cuenta de los malos hábitos que tenía a la hora de consumir. Todo el dinero que pasaba antes por mis manos no duraba nada. Era como si el dinero me quemara. Según lo ganaba, lo gastaba.
Fue a raíz de educarme financieramente, eliminar gastos nocivos como el de fumar, o las “guarrerías” cuando me cambió completamente el chip y empecé una nueva relación con el dinero. He de reconocer que también me he sentido toda la vida “en guerra” con él.
Le culpaba de mis problemas, le hacía responsable de todo y no era consciente de que esa misma actitud frente al dinero era algo muy perjudicial para mi economía. Afortunadamente, ya hice las paces con él hace años.
Malos hábitos mentales
Como acabo de mencionar, el culpar al mundo de lo que me sucedía era uno de ellos. No quería asumir la responsabilidad de mi situación y eso a veces me hacía sentir impotencia. Considerarme una víctima en vez de una protagonista hizo que en ocasiones, me dejara llevar y no tuviera las riendas de mi vida.
Otro mal hábito mental que me entretuvo en el camino fue etiquetarme. El exceso de autodefiniciones me creó un concepto erróneo de lo que era y de lo que podía llegar a ser. También me hizo crear juicios hacia otras personas y creerme distinta a ellas, había un problema de separación de mi con respecto al mundo y eso se convertía en incomprensión, intolerancia e incoherencia interior (porque en el fondo, sabía que todos somos uno).
Erradiqué estos hábitos tan negativos abriendo mi mente. Conocer más, leer cosas distintas, descubrir otras formas de vivir y desaprender lo aprendido me hizo ser más flexible mentalmente y aceptar que mi minimundo no era más que eso, un mundo creado a base de percepciones, prejuicios y conceptos enraizados. El cambio fue progresivo y te lo aseguro, muy placentero.
Mis 6 Potenciadores de Buenos Hábitos
Según mi experiencia, estos fueron los factores claves o motivos para cambiar mis malos hábitos por otros mejores:
- Salud: Valoro mi vida y quiero vivirla al máximo de mi rendimiento corporal posible.
- Amor propio: Me quiero y yo lo que quiero, lo cuido.
- Amor por el resto: Quien me quiere, me quiere ver bien. Y yo como les quiero, quiero darles lo mejor de mi.
- Maternidad: Ser un ejemplo a seguir para mi hija es un gran impulso para mejorar.
- Ambición: Tengo aspiraciones y para ello, debo crecer constantemente.
- Dejar huella: Si quiero de verdad aportar algo positivo al mundo, requiero de mi evolución personal.
¿Y tu? Cuéntame, ¿qué malos hábitos has conseguido cambiar en tu vida o cuáles te gustaría cambiar? Estaré encantada de leerte en los comentarios 🙂
¡Hasta pronto! Un abrazote enorme
Cristina Píriz dice
Hola Lorena,
Me ha gustado mucho tu historia de superación personal, yo he pasado por un proceso parecido y te entiendo perfectamente. De todo me quedo especialemente con ” el culpar al mundo de lo que me sucedía era uno de ellos. No quería asumir la responsabilidad de mi situación y eso a veces me hacía sentir impotencia. Considerarme una víctima en vez de una protagonista hizo que en ocasiones, me dejara llevar y no tuviera las riendas de mi vida.”
Esto es justo lo que quiero promover ante todo en mi blog de salud, que las personas tomen responsabilidad y aprendan a sanar sus vidas y sus cuerpos. Es importantísimo y es hora que nos vayamos dando cuenta.
Un saludo 🙂
Cristina
Lorena Molinero Martín dice
Hola Cristina, adoro tu blog de salud y no me esperaba verte por aquí leyendo, mil gracias por tan grata sorpresa! Nunca me cansaré de seguir aprendiendo y con tu ayuda lo hago en temas de salud preciosa, así que doble gracias! Besotes enormes 🙂
Pascual Garcia dice
Me gustan mucho tus comentarios y siempre que puedo te sigo , enhorabuena , sigue adelante
Lorena Molinero Martín dice
Muchísimas gracias Pascual 🙂