Si alguna vez te has sentido menos por ser mujer, has deseado no serlo o has creído no servir para serlo, entonces amiga mía, sigue leyendo.
Si por el contrario nunca te ha pasado, pero quieres conocerme un poco mejor, quédate conmigo.
Te voy a contar mi historia. Una historia en la que los patrones de género me han acompañado desde niña y han instaurado en mi creencias muy limitantes y debilitadoras.
Se puede ser mujer y machista
Suena mal decirlo, leerlo e incluso pensarlo, pero es así.
Desgraciadamente (o afortunadamente, nunca se sabe), nuestra cultura y religión católica nos ha enseñado a elevar al hombre a otra altura.
Y eso es lo que yo he mamado desde muy pequeña.
Hombre: fuerte, inteligente, poderoso VS Mujer: débil, superficial y sumisa
En este vídeo te explico un poco por encima, pero pienso que con la lectura del artículo me haré entender mejor ya que lo grabé con algo de prisa.
Entonces, con un concepto de la mujer como una persona vulnerable, cambiante, preocupada de lo externo y no de lo interno, inculta, servidora y sumisa…
¿Cómo querría yo haber sido una de ellas?
Pues así crecí, identificándome más con el género masculino y renegando de mi feminidad.
Sabía que me gustaban los hombres, sabía que era una mujer, pero pese a ello, no lo sentía.
No sentirse mujer es:
- Creer que no tienes nada que ver con ellas
- No permitirte mostrarte y expresarte tal cual eres
- Renegar de todo lo que tenga que ver con la belleza
- Huir de tus semejantes
- Generalizar y meter a todas en el mismo saco
- Creerse todo lo que nos han vendido los medios sobre “ser mujer”
- Criticar y atacar a todas las mujeres
Sabes que tienes un problema con tu género cuando te das cuenta de que poner corazones, mariposas o lazitos en tu ropa, en dibujos o en la decoración te produce irritabilidad… Ni que decir de usar el color rosa.
Y me ofuscaba, me llenaba de ira tener que someterme a todos estos patrones.
Yo no quería ser la chacha de nadie. Tampoco quería invertir horas en “estar perfecta”. Ni me gustaba irme de compras. Y mucho menos, hablar de moda.
Creencias limitantes sobre la mujer
Porque si, eso es lo que mi mente ha exprimido a modo de conclusión de toda la educación recibida, no sólo en mi casa, sino también en el colegio, en los medios de comunicación…
Una mujer debía ocuparse de su casa, que estuviera impoluta y si eso no le permitía sentarse a leer un buen libro, estudiar algo interesante o ver un documental, no importaba.
– Yo AMABA leer, estudiar y ver documentales – Por tanto: SER MUJER NO MOLA
Una mujer tenía que ser sexy, maquillarse, vestirse bien, seguir las normas estéticas y ponerse bonita para gustar a los hombres.
– Yo PASABA de tener que gustar a nadie, quería ser diferente y me sentía sexy sin neceisdad de maquilajes – Por tanto: SER MUJER NO MOLA
Una mujer es frágil y no sabe defenderse por sí misma. Llora y rumia pensamientos negativos sobre los dramas que vive.
– Yo ODIABA sentirme débil, quería ser fuerte, positiva y luchadora. Por tanto: SER MUJER NO…
¡SER MUJER MOLA Y MUCHO!
Poco a poco, y con los años fui permitiéndome reconciliarme con mi feminidad.
Sucedieron varios detonantes que no puedo confesarte aún para esta gran transformación, pero te diré que a raíz de ellos, me permití salir de ese papel que interpretaba, liberarme y aceptar lo que soy.
Luego, a los pocos años de comenzar con este cambio interior (que por cierto, costó muchas lágrimas, aceptación y autodescubrimiento) llegó la maternidad.
Con ella encontrarme con un nuevo prisma desde el que observar la feminidad.
Ser mujer es:
- Ser creadora
- Entregar amor al mundo
- Ser fuerte y valiente
- Ser paciente
- Ser sabia
- Ser sensible
- Ser auténtica
- Ser magia
Y es entonces cuando me empoderé, empecé a gustarme tal cual soy, empecé a desconfiar en los estereotipos en los que creí durante toda mi juventud y me sentí mujer.
Pude por fin dibujar corazoncitos sin sentirme mal, maquillarme sin sentirme artificial, disfrutar haciéndome un peinado o ponerme un vestido rosa sin remordimientos.
Y sobre todo, algo de lo que me siento muy, muy, muy feliz: PUDE CONECTAR CON MUJERES.
Sin prejuicios, viéndolas tal cual son, sintiéndome parte de ellas, buscando mis semejanzas con ellas y formando una unión profunda, desinteresada y totalmente pura.
Desde aquí, me gustaría agradecerles a todas: A mi madre, a mi hermana, a mi hija, a mis antiguas amigas de infancia, a mis amigas de la juventud (que sabían en el fondo todo esto, pese a que ni yo misma era consciente de ello), a mi actual suegra, a mis anteriores suegras, cuñadas, primas, tías…
Y también a las que me han acompañado en mi nueva etapa una vez ya he hecho las paces con mi feminidad: a mis coachees, a mis seguidoras del blog y redes sociales, a mis compañeras de profesión, a las participantes de mis talleres, de mis cursos o de los retiros que he organizado y a mis dos socias actuales.
Todas han sido de ayuda o son de ayuda para mi en este camino y por ello, las debo RESPETO.
Respeto, amor y admiración para todas
Porque como yo, todas sois Diosas. Todas sois maravillosas y todas merecéis ser amadas, respetadas y admiradas.
Porque aunque no lo sepáis aún, sois poderosas.
Porque aunque no os lo hayan dicho o mostrado, sois especiales.
Y sobre todo… ¡SOIS NECESARIAS!
Nuestras cualidades son dignas y tenemos una gran misión en este mundo. Que nadie nos quite nuestro poder personal (ni siquiera nosotras mismas).
Gracias por leerme, por estar ahí y por todo, todo, todo lo que significas.
Paula dice
Me ha gustado mucho el artículo. Me identifico con la primera parte… por eso busco reconciliarme con mi feminidad. Ahora estoy embarazada y empiezo a plantearme muchas cosas… siempre había tenido reglas super dolorosas, “como si no fuera conmigo”, y siento que llega el momento (los meses que me quedan hasta dar a luz) para empezar a aceptarme y a quererme como soy, porque es verdad, las mujeres somos MAGIA…!!
Seguiré leyendo y aprendiendo para estar mejor preparada para la nueva etapa… gracias!!
Gloria dice
La mayoría vivimos en un mundo donde ser varón tiene más privilegios x serlo, mientras nosotros en casa, inclusive alguna de nosotras Continuará haciéndolo, pero es bueno reconocer que nos equivocamos y darnos cuenta es muy importante.
Lorena Molinero Martín dice
Exactamente Gloria, darse cuenta es un gran paso. ¡Ojalá cada vez más hombres y mujeres arrojen luz a este tipo de creencias tan conflictivas! Un abrazote enorme y mil gracias por pasar por aquí 🙂